sábado, 28 de junio de 2014

Segunda semana en Bruselas



Una de las cuestiones que aún el ser humano moderno no ha conseguido organizar es la que se refiere a las reuniones. Siempre importantes, desde luego, pero las más de las veces agotadoras en cuanto al tiempo que drenan, que no se puede dedicar a otras actividades y que también pueden llegar a acabar con la paciencia de sus asistentes, en especial si cada uno de los congregados desea decir lo mismo que ha expresado cualquiera de los que le precedieron.
Esto es lo que ha ocurrido con la primera reunión de ALDE. Los traductores nos mostraban la bandera roja de su horario y nos abandonaban cuando el momento de conclusión había llegado. Sin embargo, el listado de oradores se mantenía incólume a toda indicación y las peticiones de palabra se mantenían.
¿El motivo? Básicamente el de preparar un documento dirigido al candidato a presidente de la Comisión Europea (Jean-Claude Juncker, casi seguro cuando se escriben estas líneas) de modo que su compromiso europeísta quede establecido en cuanto a las posiciones que defiende el grupo.
Guy Verhofstadt nos había presentado un documento con las pretensiones del grupo de los liberales y los demócratas europeos. Un documento que, en lo que hace referencia a la política internacional de la Unión Europea, tenía la única pretensión de que el próximo Alto Representante ofrezca a las instituciones europeas un documento de política exterior.
Vendría a decir ALDE que debería existir una política exterior de la Unión. Algo que comparto. Los años de Ashton han sido años vacíos en cuanto a este componente principal del trabajo europeo. De manera que el nuevo responsable debería emprender de forma resuelta un nuevo trabajo en esa materia.
En especial ahora. Y no sólo porque se produce en estos momentos la renovación de los cargos en las instituciones europeas. Es que la apertura de nuevos contenciosos en el escenario europeo nos obliga a replantear nuestra intervención en esta materia. El chantaje de Rusia sobre Ucrania y sobre el conjunto de la Unión nos obliga a redibujar nuestra estrategia en materia de política de autoabastecimiento energético. Y está nuestra relación con los países productores de petróleo que en muchos casos tiene que ver con una política de defensa.
Está por ver que los Estados Unidos quieran mantener su presencia en el mundo que se encuentra en el espacio contiguo a Europa. Su estratega de perfil bajo parece clara, sin embargo. Y aunque parezca que el gendarme americano deberá adoptar alguna iniciativa en lo que respecta al caso iraquí, las cosas no serán ya igual que lo fueron cuando ese país defendía sus intereses para el aprovisionamiento energético con mano de hierro en esa parte del mundo.
Por eso Europa debería establecer una estrategia propia en ese sentido.
Pero no basta con que tengamos una política. Sería preciso conocer qué política.
Parece claro que los intereses europeos deberán desempeñar un papel principal en esa estrategia. Pero no podría ser la única razón. Europa se ha distinguido durante su existencia como comunidad política por la defensa de las ideas democráticas y la salvaguardia de los derechos humanos. Esa dimensión, la de los valores, debería necesariamente llevarse también al plano de la política exterior.
Este es el sentido de la enmienda que yo mismo redacté al documento de ALDE en la materia.
Después me fui a visitar a Alejo Vidal-Quadras, a quien vi en la entrada a la sala de reuniones de ALDE, acompañando a los diputados de C’s. Alejo apoya la causa de una organización contraria al régimen iraní.
Su despacho domina los tejados de esa parte de Bruselas y da a un espacio abierto.
— Cuando me eligieron vicepresidente, me ofrecieron un despacho más amplio. Pero preferí quedarme con este.
Alejo es buen conversador, y no sólo me habla de lo que ocurre con la oposición iraní, aunque empieza con esto.
Tienen su origen en los Mujaidines del pueblo de Irán. Un movimiento estudiantil, creado en tiempos del sha y en oposición a este. Se trata de islamistas moderados. Su cúpula fue encarcelada y pasaron a la clandestinidad. Una parte se escinde y pasa al marxismo, cometiendo diversos asesinatos.
Con Jomeini, este movimiento se suma a la revolución. Pero cuando se implanta el fundamentalismo, se separan. Jomeini llama al líder y le intenta comprar. Pero se niega. Organiza manifestaciones, de modo que se dictan fatwas en su contra. El fundamentalismo iraní va a por ellos. Se exilian muchos y se establecen en Francia. Jomeini pacta con potencias occidentales, a cambio de ofertas económicas, y consigue que les pongan en la listas negras americanas y europeas. Sólo Hussein les acepta.
Muchos de ellos se encuentran en el Campo Ashraf. Un campo que —siempre a decir de Alejo— es un campo modélico. Cuando se produce la guerra Irán-Iraq entran en Irán. Luego vuelven al campamento,. Maliki les hace la vida imposible. Intentan salir de Irak. Algunos están en Alemania y en otros países.
Alejo me dice que ha alentado la creación del intergrupo Friends of free Iran, en elParlamento Europeo.
Después nos referimos a la noticia que corre esta mañana por los mentideros del Parlamento Europeo, que Pablo Iglesias, de Podemos, va a ser vicepresidente de esta institución (aunque más tarde se confirma que ha presentado su candidatura a la presidencia). Le parece un despropósito. Y me dice que la culpa de que eso se esté produciendo se debe al conjunto de atropellos que, de forma legal o ilegal, se han venido produciendo en España con los sectores más débiles de nuestra sociedad. Y me cuenta una historia que le ha ocurrido a él en su ámbito doméstico.
La segunda reunión semanal de ALDE tiene un carácter más organizado. Se trata de oír a los tres candidatos a la presidencia del Parlamento Europeo, Martín Schulz entre ellos.
Esa mañana había  estallado el asunto de los fondos de pensiones de los eurodiputados a través de SICAV en Luxemburgo. Y resolvemos formular una pregunta en este sentido al candidato.
De modo que soy yo quien hace la pregunta:
Sr, Schulz. La prensa española de hoy, que cita a diversos parlamentarios europeos, se hace eco de un Fondo de pensiones del Parlamento Europeo, creado en 1994, que cuenta con 164 m€ en activos y ha tributado solo 59€. Está radicado en Luxemburgo, que es un país opaco.
‘Creo, Sr Schulz, que buena parte del desprestigio de las instituciones, también de las europeas, procede de la falta de transparencia.
‘¿Qué opinión le merece este asunto y que programa tiene al respecto?
Schulz contestaría que no estaba de acuerdo con dicho fondo, pero que existían derechos adquiridos de eurodiputados, que sus pensiones futuras dependían de esos fondos.
No deja de resultar curioso, acostumbrado como estoy a los parlamentos con preguntas tasadas y programadas, que se le pueda preguntar de forma directa y sin apenas formalidad cualquier cosa a un candidato a —y casi seguro— presidente del nuevo Parlamento.
En todo caso, ya me he estrenado.

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