viernes, 6 de marzo de 2015

De víctima a víctima (carta abierta a Maite Pagazaurtundúa)

Maite,
Nos conocimos hace unos cuantos años en el Parlamento Vasco, donde desde diferentes partidos (el PSE- PSOE en tu caso, el PP en el mío) luchamos ambos por la libertad en aquel rincón de España, que era luchar por la libertad de todos los españoles, amenazados por la violencia ciega del terrorismo y la intolerancia de su cortejo.
Después nos hemos vuelto a ver muchas veces, con ocasión de los diferentes foros que hemos compartido para seguir con esa lucha. Amenazados ambos por la organización terrorista, tú perdías a tu hermano y yo padecía también de muchas situaciones que no es el momento de relatar en esta carta.
Tú y yo hemos sido, somos, víctimas del terrorismo. Supongo que convendrás conmigo que no se trata de establecer absurdas competencias personales acerca de quién haya podido sufrir más, entre otras cosas porque el sufrimiento es siempre una percepción individual.
El pasado año compartimos lista electoral al Parlamento Europeo por el mismo partido. Y poco después tú decidiste hacer causa común con Rosa Díez y la dirección de UPyD y yo con el entonces jefe de delegación de este partido en el parlamento, Paco Sosa Wagner, agredido por esa misma dirección de forma intolerable.
Esas decisiones abrieron un abismo entre nosotros. Un abismo que, lejos de reducirse ha venido ampliándose en los últimos tiempos, como ya te he hecho saber en diversas ocasiones.
Hasta el momento presente, he considerado graves algunas de tus actuaciones, pero no hasta el punto de concluir que las mismas dañaran de forma irreversible nuestra relación.
Sin embargo ha ocurrido algo que entiendo supone un salto cualitativo en nuestros desencuentros. Me refiero a la rueda de prensa que convocabais este pasado miércoles, Teresa Jiménez-Becerril y tú misma en contra de la invitación a la asociación de familiares de presos de ETA, Etxerat al parlamento por parte del diputado Juaristi, de Bildu. Otros colegas del grupo ALDE y aún de nuestra delegación fueron invitados a asistir a ese acto. Yo no.
Puedo llegar a entender —nunca a justificar— que nuestras diferencias de criterio te lleven a mantener una relación distante y aún intolerante o sectaria en relación conmigo. Pero, de víctima a víctima, Maite, lo que has hecho —o dejado de hacer— en este caso me parece que quiebra la más elemental de las solidaridades entre los seres humanos, la que se desprende, cuando se produce, de nuestra condición de perseguidos, de acosados por la intolerancia y el terrorismo, que ha dejado en el camino a nuestros seres queridos y que ha supuesto tanto sufrimiento en nuestra entorno familiar, personal, profesional…
Una solidaridad que, ni siquiera en el peor de los escenarios posibles, hubiera pensado que serías capaz de quebrar.
Por este motivo te anuncio que me tomaré el tiempo que considere oportuno para adoptar la decisión que tu comportamiento me aconseje.
No necesito contestación a esta carta. Es más, puesto a preferir, preferiría tu silencio. Hay situaciones en la vida que no tienen vuelta atrás.
Fernando

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