miércoles, 27 de mayo de 2015

Comunicado sobre Venezuela



COMUNICADO SOBRE LA SITUACIÓN EN VENEZUELA

Quiero expresar mi total solidaridad con los motivos que han impulsado al opositor venezolano Leopoldo López a adoptar una medida de presión como es la huelga de hambre para exigir a Maduro y a su régimen la definición de una fecha para las elecciones parlamentarias en ese país.

Ayer mismo recordé en un debate televisivo con varios parlamentarios que no es posible admitir la premisa de que Venezuela sea actualmente una democracia, mientras el gobierno anula la libertad de sus opositores, encarcelándolos para acallar sus voces discrepantes con las tesis oficiales. Tampoco es de recibo que Nicolás Maduro se empeñe en ocultar la realidad de este país a los ojos de testigos exteriores, por muy incómodos que puedan ser, con la excusa de que son una intromisión en los asuntos internos de Venezuela. El respeto de los derechos humanos y las libertades son valores cuya defensa va más allá de las fronteras, especialmente cuando son conculcados sistemática y gravemente por un gobierno como el chavista actual. 

Reclamo que el Parlamento Europeo y la Comisión Europea adopten una postura firme, del lado de la democracia, para exigir responsabilidades al régimen de Maduro por la deriva autoritaria que ha impregnado todo su mandato, heredada de su antecesor Hugo Chávez.

Imágenes para la esperanza (elPeriodista.es)



Publicado originalmente en elperiodista.es, el 26 de mayo de 2015


Apenas se apagaba la televisión, muy poco después de regresar a casa desde el hotel Eurobuilding de Madrid, donde comentaba con los compañeros de Ciudadanos las incidencias de la jornada electoral y escuchaba la intervención de Albert Rivera… un rebullir de imágenes sacudía mi primer sueño de esa noche.

La primera, y disculpen por la nostalgia, estaba en el rostro demacrado de Rosa Díez, verdadera y palpable cara de la derrota; una derrota debida a su exclusiva responsabilidad —y la de unos otros pocos más— al conducir a nada menos que un proyecto de futuro regenerador al pasado de la absoluta irrelevancia. Y eso es todo lo que tengo que decir de ese partido. Les deseo suerte en lo personal, en lo político… a la vista queda lo que han dicho los electores.

La segunda tiene que ver con un conjunto de efigies destronadas o que se despiden de cualquier posibilidad de reinar en el futuro inmediato: a los nombres de Esperanza Aguirre, Rita Barberá, José Ramón Bauzá, Alberto Fabra y otros tantos se unen en maridaje de imposibilidades el de Antonio Miguel Carmona como estandarte socialista de los llamados a soportar gobiernos radicales y populistas en capitales muy significativas —Madrid— o Comunidades Autónomas como la valenciana.


Es la imagen del bipartidismo que se aleja progresivamente del foro político, atenazado por la vergüenza o la complacencia, porque son demasiados los años pasados predicando el «tú más» y practicando el faraonismo despilfarrador con el dinero del contribuyente. Se aleja, pero con lentitud, porque creen que el poder consiste solamente en una emanación de sus siglas; algo así como, soy el PPSOE, luego… gobierno. Y, por supuesto, porque todavía hay quien cree que constituyen la solución a los problemas, en lugar de lo que son más que nada: fuentes inagotables de producción de contratiempos.

El PP recurrirá ahora al voto del miedo para evitar la irrupción de Podemos en el gobierno de lo que —entre unos y otros— queda de la nación, en lugar de reconocer su fracaso, adelantar las elecciones generales y anunciar un cambio de cartel electoral: el tiempo de Rajoy ha quedado atrás, pero el suyo es un partido que no lo dirigen ni militantes ni barones, y seguirá descendiendo, porque no introducirá cambio alguno. En cuanto al PSOE, le quedará la amarga sensación de la falsa victoria (en municipales, ya se sabe, ganan todos, aunque pierdan más algunos), y este partido se encuentra frente al abismo de una derrota, superado en la photo finish por Podemos, sin perjuicio de que algunas Comunidades Autónomas lleven su color.

La tercera se denomina Podemos, o como ustedes quieran que se llame. La postergación del verdadero interés de Iglesias para las generales ha supuesto el nacimiento de candidaturas que no llevan su nombre y que son y no son —a la vez— Podemos. Una suerte de prestidigitación política tan común entre ellos (¿populistas o socialdemócratas?, ¿republicanos o monárquicos-que-regalan-al-Rey-el-Juego-de-Tronos?) Tendrán a buen seguro un buen inicio de gestión, populista, electoralista y creíble; lo increíble vendrá después, en su gestión de los recursos públicos, respecto de cuya moderación no tengo yo demasiada confianza. Pero eso se advertirá después de las generales, y entretanto deberemos estar dispuestos a enfrentarnos al desafío de su radicalismo, apoyado por el socialismo, claro, en el caso de que no se produzca una gran coalición entre los iguales, PPSOE y que esta última se viviría como el final definitivo del sistema constitucional de 1978. Para este último supuesto, sin embargo, creo que habrá que esperar hasta las generales y a la composición definitiva del Gobierno de España.

Y en ese plazo de tiempo y el que siga, está la cuarta imagen de la noche: la de Rivera y sus 1.500 concejales, la llave de la Comunidad de Madrid y de otras regiones y ciudades, había, desde luego, quien pensaba que la noche daría más juego y que la fuerza emergente de C's fuera el poder en potencia de mañana mismo. Y quizás no lo sea, pero tengo para mí algunas reflexiones en ese sentido que comparto con ustedes: que el camino hacia la victoria en política es incierto y sinuoso y que depende del trabajo y de no cometer errores; que solo hace seis, cuatro, incluso dos meses, este resultado de Ciudadanos nos habría parecido increíble y que no hace falta tener 200 llaves para abrir las puertas del poder a otros, basta con saber utilizar con sabiduría las que se tienen.

Y que el auge real de Podemos, unido al futuro de enfrentamientos internos en un PP desprovisto de muchas canonjías y asesorías y el desvanecimiento del PSOE, permitirán abrigar grandes expectativas para el partido que hoy es ya baluarte de la regeneración democrática en España.

Cuatro imágenes distintas para una sola esperanza.

sábado, 23 de mayo de 2015

Víctor Orban y el Partido Popular Europeo (elPeriodista.es)


(Foto propiedad de www.kremlin.ru)

Publicado originalmente en elperiodista.es

Víctor Orban es un antiguo amigo de los liberales. El presidente del grupo ALDE —Alianza de Liberales y Demócratas y por Europa—, Guy Verhofstaat, nos cuenta que lo conoció cuando sus tesis coincidían con las nuestras. Pero no lo harían por mucho tiempo. Ese viejo luchador contra el comunismo soviético veía que el campo del centro no bastaba a sus aspiraciones de gobernar y en consecuencia mandar, así que se pasaba a la derecha, y no a cualquier derecha, pues la deriva de este personaje y de su partido han desbordado las posiciones democráticas de ese espacio político para inscribirse de lleno en los predios que ocupan los populistas. Un ámbito político del que ya venimos advirtiendo algunas constataciones. La más importante, que no son precisamente demócratas y que utilizan el instrumento de las elecciones para obtener la mayoría y, desde ella, anular a las minorías; también que no son Europeístas, lo que resulta una coherencia —todo hay que decirlo— con la afirmación anterior, porque no respetan los valores que han construido a la Unión Europea y aún constituyen aspectos básicos de su identidad, si Europa tuviera alguna.

Las declaraciones de Orban se han sucedido desde entonces. Su, digamos, falta de aprecio a las ideas democráticas, evocando con nostalgia digna de mejor causa, a los llamados regímenes liberales, aquellos que ponían en marcha sistemas de participación política limitada y que tomarían forma en las Constituciones pactadas, esas en las que el principio de la voluntad del monarca se hacía compatible con el de la soberanía popular (como ocurría, por ejemplo, con la Constitución de Cánovas de 1876).

Pero no solo sus declaraciones. No hace mucho, en el grupo ALDE recibíamos la visita de algunos representantes de medios de comunicación húngaros que nos referían los relatos de sus relaciones con el poder establecido. Y yo mismo he recibido visita en mi despacho de algún grupo mediático que me explicaba los métodos de contención que utiliza el gobierno para silenciar su voz discrepante.

A esas declaraciones les seguían otras en las que Orban ponía en entredicho la política de inmigración intraeuropea así como el principio por el que ningún Código Penal europeo contempla la pena de muerte en su articulado.

Estas dos declaraciones conducían al presidente húngaro al Parlamento Europeo, en un gesto que, para el portavoz del PP, González Pons, equivalía a «dar la cara», pero que yo entendería más bien como un ejercicio de arrogancia política, válido también para la venta política intramuros de Hungría.

Y Orban no modificaría sus tesis. Defendería la idea del debate ciudadano en los dos puntos señalados. Y si bien en el segundo —la pena de muerte— indicaría que no tenía intención de reimplantarla, en el primero —la inmigración— sí parecía dispuesto a impulsar medidas de cierre de las fronteras de su país. Pero, como le dijo el Vicepresidente de la Comisión, Timmermans, «¿por qué lo debaten sí no lo van a poner en práctica?»; un argumento que me recordaba a las viejas polémicas que teníamos en el País Vasco del “Plan Ibarretxe” y tienen ahora en Cataluña respecto de la consulta impulsada por los independentistas, ¿para qué quieren el referéndum si no es para impulsar la separación?

Fue un debate agrio, en el que los grupos de centro e izquierda de la cámara hicieron ver al líder húngaro la lejanía de sus argumentos con la aplicación de los valores de Europa y le recordaron en algunos casos la solidaridad que otros países del continente habían tenido para con los húngaros que huían de su país por el acoso al que se veían sometidos por parte de los invasores soviéticos. De nada servirían empero estas tesis, ya se sabe que los debates parlamentarios no están fabricados para convencer a nadie.

Sin embargo, la defensa por el PP de su socio de grupo resultaría poco creíble. Rechazaron las tesis de Orban y apoyaron… no sabría decir muy bien qué opiniones. Quizás eso de la presencia del dirigente y de que este no escurría el bulto. Poca cosa, en realidad. Cuando Orban regrese a su casa lo hará en volandas, jaleado por sus epígonos ante el valor por él demostrado ante las hordas Europeistas.

Y esta caza y captura del aliado político por aquello de engordar los grupos parlamentarios o de disponer de socios que gobiernen en los países, debería confrontarse a barreras rojas que tengan más que ver con los principios que con la oportunidad. De lo contrario, la utilidad del parlamentario o del gobierno se convertirá en inútil cuando llega a contaminar la política de esos partidos, cuyos valores tanto tiempo y desgracias de todo tipo ha costado adquirir.

El PP europeo debería, más pronto que tarde, romper sus relaciones con Orban y su partido. De lo contrario, cualquiera estaría legitimado para calificarlo de populista o predemocrático… Adjetivos que nada tienen que ver con muchos de sus fundadores y que también han sido padres de esa misma idea de Europa de la que aborrece Víctor Orban

jueves, 21 de mayo de 2015

La destrucción del patrimonio cultural en Siria e Irak (El Mundo Financiero)



Publicado originalmente en Mundo Financiero, el 21 de mayo de 2015

El Parlamento Europeo abordó en su última sesión plenaria una cuestión extraordinariamente importante. Me refiero a la destrucción de enclaves de alto valor cultural y arqueológico en Siria y en Irak. Hace pocos días, además, supimos que el Estado Islámico había protagonizado unos ataques cuyo escenario se situaba muy cerca del antiguo enclave de Palmira, en el centro de Siria. Estas acciones pudieron suponer la destrucción de las ruinas allí ubicadas, consideradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. En esta ocasión, no se produjo ningún daño en la herencia cultural, como había sucedido en Mosul, Nimrud y Hatra, pero el número de muertos habría alcanzado —según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos— las 300 personas, cerca de 60 de ellas civiles.

En los vídeos difundidos por el ISIS —y que todos hemos tenido la oportunidad de conocer—, se muestra la destrucción intencionada de algunos de esos lugares. Por poner algún ejemplo, el de la ciudad de Hatra, que es patrimonio de la UNESCO; o el de algunos edificios históricos, como el palacio Nimrud en Irak o los museos de antigüedades, como ha ocurrido con el de Mosul y el de Nínive. Lugares que no conservan necesariamente obras de interés cultural concernientes a una época cristiana, pues en algunos casos suponen 3.000 o más años de antigüedad y que se han perdido de manera irremisible.

Un verdadero saqueo que ya ha llevado a la UNESCO a calificar estas actuaciones como una verdadera «limpieza cultural«, que tiene por objeto amenazar la diversidad y la identidad culturales en estos países. Y es que la destrucción del patrimonio constituye una verdadera emergencia y exige en consecuencia una respuesta adecuada a escala internacional.

Ya en febrero de este año, la Alta Representante Federica Mogherini reafirmó el importante papel de la Unión Europea en las negociaciones por la paz y la seguridad en Siria y en Irak, y subrayó la importancia de la salvaguardia del patrimonio cultural de la región. Asimismo, el Consejo de Seguridad de la ONU condenó —y por unanimidad— esta destrucción, y pidió a los diferentes países que tomasen las medidas necesarias para combatir el tráfico ilícito de antigüedades y de objetos culturales de estos países.

Porque, de hecho, los objetos y las obras obtenidos mediante saqueos y robos perpetrados en los lugares culturales, religiosos y arqueológicos en Siria y en Irak están financiando el conflicto y, de una manera muy especial, al terrorismo del ISIS.

Sin embargo, está demostrado que el saqueo del patrimonio y el tráfico ilegal en Siria e Irak no se cometió únicamente por iniciativa del terrorismo islámico. No deja de ser cierto tampoco que estos vídeos de reivindicación de actos brutales en contra del patrimonio cultural, y que se unen a los que los mismos terroristas han hecho circular con relación a los asesinatos por ellos producidos, han provocado, por supuesto, indignación en el mundo entero. Es una práctica común desde el principio del conflicto, ya que el saqueo y el tráfico de objetos de arte han sido, durante más tiempo que el que tiene ISIS, una medida de financiación muy lucrativa para los rebeldes del Ejército Libre Sirio y los soldados del régimen de Bashar Assad.

En este mismo sentido, diversas revistas culturales como, por ejemplo, The Art Newspaper, han publicado varios reportajes e informes. También se han promovido conferencias por instituciones culturales junto con la UNESCO. Y también, la US International Trade Commission —lo que quiere decir, el servicio de aduanas de EE UU— ha informado que el incremento en la importación de antigüedades de Siria e Irak entre 2011 y 2013 se ha visto multiplicado por dos.

Como ponente alternativo del grupo ALDE, propuse enmiendas al texto original para que no solo se expresara una condena a la devastación del patrimonio y al terrorismo, sino también para solicitar a los Estados Miembros que se unieran en la cooperación y coordinación para establecer la seguridad y el control en las fronteras europeas. Es necesario redoblar los controles para bloquear este tráfico de arte que —es preciso decirlo— interesa sobre todo a coleccionistas de los países del Golfo, de EE UU y de Europa.

Sería el momento de formularnos las siguientes preguntas: ¿Quién compra? ¿Quién se beneficia realmente de los saqueos? No podemos responsabilizar de manera exclusiva en nuestras denuncias al terrorismo del ISIS y a los grupos en lucha en Siria e Irak, cuando una parte del mercado al que está destinado este tráfico ilegal se encuentra en Europa.

Por último, hemos pedido a la Comisión Europea que se una al trabajo de salvaguardia del patrimonio y prevención del tráfico ilícito de bienes culturales, con las organizaciones internacionales como la UNESCO e ICOM.

No podemos olvidar que el tráfico ilegal de obras de arte es uno de los delitos más lucrativos del mundo (estimado entre 6 y 8 mil millones de € de facturación anual). El más importante después del narcotráfico, el tráfico de armas y el blanqueo de dinero, y que aumenta drásticamente en los periodos de conflictos.

jueves, 14 de mayo de 2015

La Unión Europea y el necesario proceso de paz en Palestina (El_periodista.es)

El Parlamento Europeo ha adoptado tres importantes resoluciones sobre el conflicto israelo-árabe: la del 17 de diciembre de 2014, sobre el reconocimiento del Estado de Palestina —en la que yo mismo intervine como co-redactor—; la de 18 de septiembre de 2014, sobre la situación que arrojaba la guerra en Gaza y el papel de la Unión Europea a este respecto y la de julio de 2012, sobre la política europea en relación con la la ribera occidental y el este de Jerusalén.
Como he podido comprobar, se trata de resoluciones muy complicadas en su negociación, donde cada palabra se aquilata hasta el extremo de que permita a las diferentes posiciones encontrar una explicación que todas las partes puedan admitir sin forzar sus convicciones previas. Diría que se parecen bastante a lo que deben ser las negociaciones constitucionales, porque sólo pueden aspirar a crear un marco en el que el conjunto de las fuerzas políticas sean capaces de integrar sus posiciones en un único documento, de manera que luego sea el gobierno de turno el que concrete esas políticas.
Ahora el grupo S&D ha propuesto la aprobación de una nueva resolución sobre el papel de la UE en el proceso de paz en Oriente Medio. Una propuesta de este tipo, si se pretende que sea aprobada, sólo puede provenir de uno de los dos grupos mayoritarios de la cámara, dada su capacidad de presión sobre los otros grupos.
La primera cuestión consistiría en saber sí existe de verdad un proceso de paz en esa región. Las recientes elecciones en Israel y el nuevo gobierno formado en aquel país no permiten presagiar un cambio de políticas en ese sentido. No obstante lo cual, debo valorar positivamente cualquier esfuerzo realizado por Europa respecto de su compromiso con el desenvolvimiento y la solución de este conflicto. Como se sabe, la UE es el principal proveedor de ayuda para los palestinos y el principal socio comercial de Israel. por esas razones, su papel en este asunto no debería seguir siendo por mucho más tiempo accesorio.
La Unión Europea ha mantenido su apoyo a la idea de los dos Estados, con un Estado de Israel que disponga de fronteras seguras y reconocidas y un Estado de Palestina democrático y viable. Y sin otras separaciones diferentes de las anteriores a 1967, salvo acuerdo en contrario de las partes, y con Jerusalén como la capital de los dos Estados. Todo ello sobre la base del derecho de autodeterminación y el respeto a las resoluciones de la ONU.
Por otra parte, es necesario señalar que los asentamientos de colonos israelíes en Palestina son ilegales y constituyen un importante obstáculo para la paz. Por este motivo, la nueva resolución debería constituir una oportunidad para exigir el cumplimiento de la legislación europea y del actual acuerdo de cooperación entre la UE e Israel, de modo que no se permita que los productos procedentes de los asentamientos accedan al mercado europeo en los términos preferenciales que establece dicho acuerdo. No debemos amparar la ilegalidad inicial a través de una especie de “blanqueo” comercial; no, si queremos respetarnos a nosotros mismos,
Por otra parte, sería conveniente que el Parlamento Europeo llamara la atención al Gobierno de Israel en el sentido de que permita a una delegación de la cámara visitar la franja de Gaza, para así comprobar sobre el terreno los daños producidos en ese territorio a raíz del conflicto producido en verano de 2014. Como ya se ha dicho, la UE es el primer proveedor de ayuda humanitaria a Palestina y principal agente económico para la reconstrucción de de la franja. Pues bien, hace ya algunos meses que algunos diputados de ALDE —entre ellos, Javier Nart y yo mismo— hemos pedido al embajador de Israel ante las instituciones europeas que facilite esta gestión. A pesar de nuestros argumentos, esta petición ha sido rechazada, al menos por el momento.
La Unión Europea, que ya es un actor comercial de primer orden en la región y en el conjunto del mundo, debe convertirse también en una referencia política equivalente a su posición económica. Y no sólo no es siquiera un poder blando —soft power— en este contexto, sino que más bien resulta una instancia irrelevante.
La iniciativa que estamos ahora debatiendo es una buena oportunidad para el avance en el buen camino.

martes, 12 de mayo de 2015

Hacia otra política europea de vecindad (Expansión)

Publicado originalmente en Expansión, el 12 de mayo de 2015
La política europea de vecindad (ENP, por sus siglas en inglés), se creó para favorecer la relación de la Unión Europea con sus países fronterizos. Su idea era la de formar un área de estabilidad, prosperidad y estabilidad, de acuerdo con lo previsto por el artículo 8 del Tratado. Desde su planteamiento inicial, sus dos áreas, norte y sur, han padecido importantes niveles de deterioro en su seguridad, agravando en consecuencia los problemas de la Unión. Y la propia política de vecindad no ha sabido responder de forma adecuada a esos cambios. En consecuencia, Europa asiste con el pie cambiado a un mundo turbulento que está poniendo en serio peligro su propio proyecto político, económico y social. 
La llamada “primavera árabe”, en concreto, llevaría a la UE en el año 2011 a modificar su política de vecindad, así como también a elevar las dotaciones financieras correspondientes. 
Pero no es lo mismo la vecindad del este y la del sur, su fragmentación y sus problemas; las pretensiones que esos países tienen respecto de Europa y los intereses de Europa respecto a ellos. Por lo tanto, no debería existir una sola política europea de vecindad, sino dos: la referida al este y la del sur. Punto de partida obligado, como resulta lógico, para la diferenciación en las políticas a seguir respecto de los distintos países que integran ambas regiones. 
Una redefinición que, a la altura de los graves problemas que derivan de esas dos regiones, debería también alcanzar a los Presupuestos de la UE, situada como está la ENP en un 6% de los mismos, y en los que también está incluida la cooperación y la ayuda al desarrollo. Un replanteamiento que no puede alcanzar sólo a las instituciones comunes de la Unión, sino también a sus países miembros, y que debe coordinarse con otras organizaciones internacionales. 
La seguridad, la estabilidad y la prosperidad no deberían constituirse en la única aproximación a esta nueva política de vecindad; ésta necesariamente tendrá que ir de la mano de los valores de la democracia y el respeto a los derechos humanos, consustanciales con el proyecto europeo. En este sentido, la política de vecindad tendría que ofrecer incentivos y proveer de instrumentos adecuados que faciliten las reformas internas en esos países. El consejo que ayude a esos países a crear instituciones, como los parlamentos nacionales; el apoyo a la sociedad civil, a los grupos y partidos democráticos para favorecer el diálogo y el pluralismo. 
Lucha contra el terrorismo 
En todo caso, la seguridad exterior es una de las prioridades de esta nueva política; por lo que la acción exterior, la cooperación y la política de defensa europeas tendrían que hablar con una sola voz. En este mismo sentido, la lucha contra el terrorismo internacional, clave en la acción exterior –e interior– europeas, exigiría que la UE colabore en el desarrollo de este capítulo, de común acuerdo con los países vecinos y –en algunos casos– con los vecinos de los vecinos. 
Es preciso que se dirija también a facilitar la vida de los ciudadanos de esos países, una mayor facilidad en la obtención de visados, la extensión del programa Erasmus Plus a sus estudiantes, la mejora en general de las oportunidades económicas a través del libre comercio y la cooperación económica. 
En orden a construir esta nueva estrategia de vecindad, la UE debería utilizar el instrumento de los “enviados especiales”, con la tarea de revisar y aplicar las políticas resultantes en los países y zonas geográficas correspondientes. 
La interlocución con estos países, de igual a igual, y ajena siquiera a la menor sospecha de paternalismo, contemplaría tanto los intereses de los países concernidos como los de la UE. En este sentido, es muy importante la capilaridad de la intervención, de modo que pueda llegar a todos los niveles de la población, en especial las áreas locales; no sólo, desde luego, a las elites políticas. 
¿Una carta a los Reyes Magos en plena primavera? No, una necesidad estratégica. Importante y urgente, a la vez.
Diputado en el Parlamento Europeo, 
vicepresidente del grupo ALDE

lunes, 11 de mayo de 2015

Ayudando a salir de la zona gris


Publicado originalmente en ElPeriodista.es, el 8 de mayo de 2015
Si cualquiera de ustedes preguntara a no importa qué tipo de gobernante de no importe qué país del mundo cuál es la naturaleza de su régimen político, le contestaría sin lugar a dudas que este se trata de una democracia. Sin embargo, buena parte de esos sistemas se encuentran dentro de lo que Thomas Carothers definía como la «zona gris». Y yo me atrevería a añadir que alguno de ellos claramente en la «zona oscura».
Y a pesar de su constante tendencia en atentar contra las libertades civiles que constituyen el basamento de las democracias, estos países de la «zona gris» siguen recibiendo el apoyo internacional. Un apoyo que ayuda a que las elites gobernantes de esos países perpetúen su continuidad en el poder.
Y esta reflexión la dedico de manera muy especial a la Unión Europea, cuyo apoyo a reformas sólo superficiales en las regiones este y sur de su vecindad, supone en la práctica la contribución en la subsistencia de estas «democracias de la zona gris». Y como se ha señalado en otras contribuciones a este importante asunto, la frecuente denominación que reciben estos regímenes por parte de las instituciones europeas como «anillos de amigos», nos sitúa más bien en el ámbito de la seguridad interna de nuestro continente que en el de la democracia.
Y con el pretexto de su seguridad, la UE está ayudando a que se estabilicen Estados fuertes más que a la consolidación de los derechos y libertades de las gentes que habitan esos países. Una aproximación que ha permitido a algunos observadores afirmar que la separación entre gobernanza y democracia no resultaba arbitraria, sino un elemento más dentro de una estrategia conservadora que pone los intereses europeos y sus temores en materia de seguridad por delante de sus mismos valores democráticos
Hay alguna excepción, empero, a esa regla común, y que no es de pequeña importancia. En 1990, la constatación en la Europa comunitaria del papel de la sociedad civil en la destrucción de los regímenes comunistas, con los especiales casos del sindicato polaco Solidaridad o del movimiento Carta 77 en Checoslovaquia, el Parlamento Europeo se decidió a innovar su aproximación respecto del fenómeno de la disidencia en esos y otros países. Su resultado fue la Iniciativa Europea para la Democracia y los Derechos Humanos (EIDHR, en sus siglas en inglés), en 1994, que se convertiría en un instrumento financiero, singular tanto en sus objetivos como en su instrumentación política. A diferencia de otros programas europeos, el EIDHR no requiere de la aceptación previa para su empleo por parte de esos terceros países, lo que permite que sus fondos lleguen a las organizaciones de la sociedad civil perseguidas por sus regímenes.
Los fondos asignados a este programa no son en exceso elevados: 1.100 millones € para los años 2014-2020, una partida escasa si se compara con otros instrumentos para la acción exterior europea. Seguramente el grano de arena de un desierto si se tiene en cuenta el presupuesto total de la UE. En todo caso, podemos pensar que, con frecuencia, cantidades en apariencia muy modestas pueden producir cambios muy significativos. Interesa, por lo tanto, su capacidad de transformación política de la realidad, no su tamaño financiero. Se asegura incluso que su sistema descentralizado crearía una especie de efecto contagioso con resultados muy significativos en el avance de la democracia y los derechos humanos en los niveles locales.
Hasta cierto punto, esta aproximación del Parlamento resultaría profética, dada la irrupción de lo que empezaría a ser conocida como la «primavera árabe», y que en muchos casos concluía en el otoño de la amargura. En su conjunto, sin embargo, estos fenómenos cogieron con el pie cambiado a la Unión Europea, con un Servicio de Acción Exterior que aún no había tomado forma y con una estructura institucional volcada en su adaptación a la normativa emanada por el Tratado de Lisboa.
En todo caso, el conjunto de fuerzas que intervienen en momentos diferentes, desde lugares distintos y con resultados impredecibles constituye lo que se denomina voluntad política, una fórmula mágica de ingredientes desconocidos que asegura el éxito o garantiza el fracaso de los programasen acción.
De todas formas, una constatación es exacta: los cambios políticos sólo se producen desde dentro. Sin embargo, existe un consenso ampliamente extendido respecto de que hay un cierto margen para la cooperación democrática en el desarrollo en la agenda local.
Y a eso debe ayudar Europa. No a consolidar esos regímenes.

viernes, 8 de mayo de 2015

Refugiados saharauis: el debate sobre el censo (esglobal.org)



¿Están infladas las cifras de población?
Una de las cuestiones más desafortunadas, en cuanto a su conclusión, del pleno de abril en Estrasburgo, lo ha sido el de una enmienda relativa al ya anteriormente debatido informe OLAF (Oficina Europea de Lucha contra el Fraude). Este informe, hecho público recientemente, afirma que, entre 2003 y 2005 se habría comprobado que muchas de las ayudas alimentarias destinadas a los refugiados saharauis en Tinduf acabaron en mercados de Mauritania y Argelia. Siempre según dicho informe, se atribuiría el fraude a que los saharauis recibieron más ayudas de las que necesitaban realmente debido a que las cifras de la población de refugiados sobre las reales estarían infladas.
Hasta el 1 de septiembre de 2005 la ECHO (Ayuda Humanitaria y Protección Civil) consideró, al igual que el resto de agencias de la ONU, que la población de refugiados saharauis era de 155.000 personas. Pero, a partir del 1 de septiembre de 2005, corrigió a la baja esta cifra siguiendo las recomendaciones de OLAF, que dictaminó que había que reajustar las ayudas a una cifra de 90.000 habitantes, de acuerdo con los resultados de un estudio. Esta evaluación científica se llevó a cabo en julio de 2004 por medio de unas fotos de satélite por encargo de OLAF, en el marco de una auditoría iniciada en 2003 sobre el supuesto desvío de las ayudas.
Pero dicha estimación no se ajusta a la verdad. Ni la tesis que justifica lacorrección a la baja del número de refugiados, ni la supuesta falta de un censo de la población de refugiados saharauis.
Y digo esto porque, ya en octubre de 2000 ACNUR acababa de anunciar la conclusión de un censo provisional de refugiados en los campamentos del Frente Polisario en Tinduf (Argelia) de 129.863 personas.
De acuerdo con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y el plan de Arreglo aprobado por Marruecos y el Frente Polisario, este censo de refugiados debía constituir el plato fuerte del trabajo preparatorio para la repatriación de los refugiados saharauis que ACNUR debía realizar en estrecha colaboración con la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental), de cara a la votación en la consulta de autodeterminación.
La evidencia de que la cifra de 129.863 saharauis votantes residentes en los campamentos no incluía la totalidad de la población refugiada no afecta a la fiabilidad del censo. Ello no ha impedido que en las escasas ocasiones en las que aflora la existencia de este censo, no hayan faltado argumentos por parte marroquí para minimizar su importancia e, incluso, justificar su olvido alegando supuestos dobles registros de los saharauis debido a que la inscripción también contó con puestos de atención en la vecina Mauritania.
Un importante indicador de la fiabilidad del censo de refugiados es que, cuando en 2003 James Baker (el entonces enviado especial del secretario general de la ONU para el Sáhara Occidental), presentó su plan para la solución del conflicto, el estar incluido en la lista de repatriación establecida por ACNUR el 31 de octubre de 2000 fue considerada una condición suficiente para poder votar en el referéndum para determinar el estatuto definitivo del Sáhara Occidental, al mismo nivel que el figurar en la lista provisional de votantes de 30 de diciembre de 1999. Así consta en el anexo dedicado al llamado Plan Baker.
Pese a todo ello, en octubre de 2005 el secretario general de la ONU anunció que ACNUR y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) habían decidido reducir el número de beneficiarios de las ayudas a 90.000 personas “hasta que pudiese realizarse una operación de registro global de las poblaciones de refugiados”.
Para muchos donantes y ONG esta decisión entraba en colisión con los datos ofrecidos por el propio secretario general sobre la precaria situación de los refugiados saharauis. Desde esta perspectiva, la tesis con que OLAF lanzaba la hipótesis de que la presencia de alimentos de las ayudas en mercados de la zona se debía a un exceso en los envíos propiciado por el falseamiento del censo no tenía sentido: chocaba con los datos que indicaban que un 95% de los hogares de refugiados saharauis carecía de medios alternativos para satisfacer sus necesidades alimentarias básicas. Echó más leña al fuego a esta polémica la publicación de un estudio sobre la nutrición realizado por el PMA a comienzos de 2005 que mostraba que los casos de anemia entre las mujeres y los niños en los campamentos saharauis se había disparado pasando de un 47,6% en 2002 a 66,4% en 2005.
Resulta sorprendente que al iniciar su investigación sobre el posible fraude de las ayudas en el año 2003 OLAF ignorase la existencia del censo de refugiados publicado por ACNUR en el años 2000. Dicho registro de 129.863 saharauis votantes fue considerado por la propia ONU como incompleto pero nunca inflado indebidamente.

jueves, 7 de mayo de 2015

Argelia, breve historia de una resolución



Publicado originalmente en Guinguinbali.org, el 6 de mayo de 2015

Como vicepresidente de la Delegación del Parlamento Europeo para el Magreb, he sido encargado, por su presidente, el demócrata italiano Antonio Panzeri, de coordinar las relaciones entre nuestra cámara y la argelina. Las encontradas relaciones entre algunos miembros de la delegación, muy cercanos a las tesis marroquíes, y mi conocida posición en favor de una solución al contencioso saharaui, siempre que se realice de acuerdo con el principio de autodeterminación, están, sin duda, detrás de esa responsabilidad.
Sin embargo, la cuestión no está resultando fácil, precisamente. La creación de un "binomio" entre los dos parlamentos se encuentra dificultada por la agenda política y los encuentros de alto nivel propiciados entre las partes. En todo caso, en el ambiente, está la pésima relación entre Marruecos y Argelia, que el contencioso saharaui relega hasta el definitivo -improbable- arreglo del mismo y, todo hay que decirlo, el potente "lobby" del reino alauita, que la república argelina no ha podido contrarrestar con la misma eficacia.
Quizás, por eso, las visitas del embajador Bel Ami a mi despacho sean tan frecuentes como gratas. Bel Ami es hombre tranquilo y cordial, pero firme cuando de defender las posiciones de su país se trata. Es un gran embajador. Un embajador que debió emplearse a fondo con respecto a una resolución de urgencia, promovida por un diputado del grupo ALDE respecto del aprisionamiento de trabajadores y activistas de derechos humanos en aquel país.
Y también debimos trabajar en el asunto desde mi despacho. Nada menos que en seis ocasiones analizamos el texto de esa propuesta hasta su votación definitiva en la tarde del jueves. Y es que el asunto que motivara la resolución, sin perjuicio de su seriedad, carecía de percha tan importante, en términos parlamentarios, como para motivar una resolución de urgencia, referida a casos de violación de derechos humanos, de la democracia y del imperio de la ley. Fenómenos, todos ellos, que se ven conculcados en muchos países de nuestro entorno, como es el caso de la Unión Europea, que viene a resultar el paradigma del respeto a las diferencias políticas y del imperio de la ley. Claro que hay gobernantes europeos -como Víctor Orban, en Hungría- que desafían los conceptos democráticos, insistiendo en que ellos no son partidarios de una "democracia liberal" y, no por eso, somos capaces de aplicarles más sanción que un leve murmullo de insatisfacción ante sus proclamas reaccionarías.
No voy ahora a defender que Argelia sea un país campeón de las libertades. No lo es tampoco Marruecos, pero los elogios respecto a la positiva evolución del segundo país en este campo son numerosos e increíbles en muchos casos. Yo mismo había propuesto, en la semana anterior, un caso para la urgencia, relativo al acoso por parte de las autoridades marroquíes a una delegación del Alto Comisionado de la ONU que visitaba los territorios ocupados del Sahara en abril de este mismo año. Una delegación que se veía rodeada por las fuerzas policiales y sin que la MINURSO pudiera rescatarles. Sin embargo, esa propuesta no prosperaría, ya que no gozaba del apoyo de los principales grupos de la cámara. También me reunía con el autor de la propuesta de urgencia. Le señalaba mi preocupación porque, en una región en desorden y con todos los conflictos situados en el rojo más vivo de su calentamiento, Argelia es un país serio, garante de la seguridad en la región, factor de contención del terrorismo islámico y de la emigración clandestina, además de importantísimo proveedor de recursos energéticos para Europa.
Su contestación: que llevábamos diez años sin una resolución sobre Argelia. No, no tuve éxito con mi propuesta sobre el Sahara. Tampoco lo tendría el de la urgencia sobre Argelia. El EPP no la firmaría, lo mismo que el ECR -conservador y tercer grupo, en importancia, en el parlamento-. Los socialistas estaban divididos en cuanto a su oportunidad y los liberales, tampoco demasiado unidos en su defensa.
Un parlamento diezmado -después de las votaciones de la mañana del jueves, la cámara de Estrasburgo se diría que se bate en general retirada-, aprobaba, después de incorporar al mismo las enmiendas del EPP, una versión bastante edulcorada del documento. El resultado de la votación sería de 35 votos a favor, 5 en contra y 30 abstenciones. Un corto triunfo para una escasa denuncia.
De modo que Bel Ami, a su regreso a Bruselas, bien podrá decir eso de "misión cumplida". Y que las conversaciones, así como las relaciones generales entre ambos parlamentos, tendrán continuidad; si es que alguien no pone alguna otra piedra en el camino, por supuesto.
¿Mi voto? Por si lo quieren saber, abstención.

lunes, 4 de mayo de 2015

Palestina, según cifras de la ONU


Robert Turner, director de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), se reúne con Pavel Telicka y yo mismo en el despacho del primero. Los dos vicepresidentes de ALDE escuchamos un informe sobrecogedor. Los datos no necesitan calificación adicional alguna.
La población de Gaza está viviendo su octavo año de bloqueo, y a punto de cumplir —en el próximo junio— el noveno. Eso ha producido devastadores efectos sobre su situación económica, haciendo dependiente a la gran mayoría de su población de la ayuda humanitaria para obtener sus necesidades más básicas.
Algunos datos:

  • 1’26 millones de refugiados sobre una población total de 1’76 millones.
  • 8 campos de refugiados.
  • 252 escuelas para 240.000 estudiantes.
  • 21 centros de salud.
  • 12 centros para distribución de comida para casi 900.000 refugiados.
  • Un lugar potencialmente inhabitable para 2020. 
Más de 850.000 palestinos dependen de la ayuda alimenticia procedente de la UNRWA, la mitad de la población de Gaza; una ayuda condicionada a una evaluación basada en un código específico de buenas prácticas. En todo caso, a finales de este año, más de 1.000.000 de refugiados necesitarán de este tipo de ayudas
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La población palestina esta exhausta, frustrada y amargada; su esperanza, extinguida por la parálisis política existente y por el bloqueo israelí de ocho años que impide el movimiento de personas y de bienes de consumo fuera de la franja de Gaza.
Ocho meses después del alto el fuego, a finales de agosto de 2014, ni una sola vivienda destruida en Gaza ha sido reconstruida. La UNRWA ha tenido que suspender sus ayudas por falta de dinero, a pesar de los miles de millones prometidos en la conferencia de El Cairo de octubre de 2014. Sólo una reprogramación de los fondos permite que lleguen.
Respecto de las 140.000 viviendas dañadas, sólo 60.000 han sido reparadas. La agencia (UNRWA) ha recibido fondos sólo para 200 de las 9.000 viviendas destruidas y más de 1.300 familias esperan a que se les entregue su renta básica de subsistencia. Se han prometido 175 millones de dólares de los 720 necesarios, con lo que se produce un desequilibrio de 545 millones. La agencia recibe fondos principalmente de Arabia Saudí y de Alemania. Y este desequilibrio está aumentando.
visitar Gaza
La recuperación sostenible de Gaza exige de algo más que la reconstrucción de las viviendas destruidas. El fin del bloqueo y el acometimiento de los retos estructurales que supone una población que crece rápidamente son exigencias imprescindibles para un desarrollo que ofrezca oportunidades económicas y un elemental sentido de seguridad para sus habitantes.
A todo esto habría que añadir la existencia de unos 7.000 explosivos.
Un grupo de diputados de ALDE queremos visitar la franja de Gaza y estamos haciendo gestiones desde hace varios meses para lograrlo. El reciente proceso electoral en Israel y algún problema de comunicación con sus autoridades lo han dificultado. Pero, teniendo en cuenta el relevante papel asumido por la UE en su reconstrucción, estimo que muy pronto tendremos la oportunidad de comprobar esta situación desde cerca.

viernes, 1 de mayo de 2015

La nueva etapa de Cuba

Artículo publicado originalmente en El HuffingtonPost el día 30 de abril de 2015
La cuestión de las relaciones entre Cuba y la Unión Europea empieza a deslizarse por la vía correcta. El anuncio de la Alta Representante, Federica Mogherini, por el que en junio de este mismo año se producirán conversaciones entre el Gobierno de la isla y la Comisión Europea respecto del difícil capítulo para los castristas de los derechos humanos. Y la incorporación delcomisario Lambrinidis a esa parte de la agenda nos permite abrigar alguna esperanza en el desarrollo de las conversaciones.
No podría la Unión Europea desvincular cualquier avance en materia comercial con su correspondiente reflejo en la situación de las libertades conculcadas a los cubanos. Ello no sería posible, salvo que nuestro continente traicionara su propia identidad.
En este sentido, me alegro de que Federica Mogherini esté siendo coherente con lo que me contestó en la comparecencia que celebraba la Comisión de Exteriores de la cámara, previa a la aprobación parlamentaria acerca de su idoneidad para el puesto.
Sin embargo, este será sin duda un camino plagado de obstáculos de las propias autoridades cubanas. Porque de lo que se trata precisamente es de involucrar a la sociedad civil cubana –dicho de manera más clara, la disidencia– en la comprobación de ese fundamental capítulo de la agenda. Y ya nos hemos enterado de que ese hombre moderado, respetuoso y caballero donde los haya que es Dagoberto Valdés –un demócrata no vinculado además a partido político alguno–, ha sido vetado por los castristas porque entienden estos que Valdés está financiado por los EEUU. Pero a mí me consta, porque no lo hemos hablado una vez, sino bastantes, que para Dagoberto es esencial el equilibrio de las relaciones entre la UE y los EEUU para que la futura Cuba democrática no se vea definitivamente engullida por su todopoderoso vecino.
Porque los gobernantes cubanos son depurados maestros en el arte de fabricar historias y adjudicarlas luego a los opositores políticos. Por eso, la UE no debería aceptar cualquier tipo de veto en este proceso que pudiera conducir a que los castristas se sacaran de la chistera, como los magos del espectáculo, a un conejo que no sea sino un agente del régimen, escamoteando así la presencia en las conversaciones de la verdadera disidencia.
Por lo demás, las noticias que nos llegan de la isla nos dicen que apenas ha cambiado nada: las detenciones de opositores políticos persisten a un ritmo endiablado, pero son de corta duración, con lo que, una vez detectadas por las embajadas de los países democráticos, las gestiones de estas carecen de recorrido.
El régimen, por lo tanto, no ha cambiado. Y la disidencia se encuentra atenazada por la difícil disyuntiva de involucrarse en el proceso que, lo quieran o no, se está abriendo en la isla, o permanecer quieta, inconmovible y ciega ante la realidad. No sería muy lógico que quienes tienen la vocación de apostar por el cambio, permanezcan en el inmovilismo más absoluto: la sociedad cubana no lo entendería.
Una sociedad que ya no actúa desde el servilismo y la obediencia de hace años. Ya sabe que el reloj de la historia está marcando una hora definitivamente distinta y contempla a los viejos gerifaltes del régimen como osos cavernícolas que ya no cuentan en sus vidas cotidianas. O hay transformaciones de verdad, o se irán con su maleta y su título universitario a otra parte. También en Cuba una nueva generación está dispuesta a tomar el relevo.
Y el régimen se divide entre los veteranos guerrilleros de la sierra, ya de provectísima edad; y los jóvenes burócratas de un ejército que no hizo la revolución y carece, por lo tanto, del aura y del prestigio de los primeros.
Materiales complejos para tejer esa cesta de la transición política en Cuba. En cualquier caso, la UE deberá trabajar por que sea posible, y seguir muy de cerca los acontecimientos.

29 de abril de 2015 (el_periodista)

Publicado originalmente en elperiodista.es, el 30 de abril de 2015
El día 29 de abril de 2015 caía una hoja más -y no menor- en mi calendario personal. Cuando acudía a una sala del Parlamento Europeo a dar cuenta, con mis compañeros Juan Carlos Girauta y Javier Nart, de la constitución de una nueva delegación en el seno del grupo ALDE y que llevará por nombre “Ciudadanos Europeos”, no sabía que algunas horas antes había sido expulsado del partido que hace ahora siete años y medio yo mismo había ayudado a crear.
En el texto de la resolución se afirma que el cartero había acudido a mi domicilio a entregarme el aviso previo de suspensión de militancia en tres ocasiones. Superaría así en una las veces mencionadas en la novela de James M Cain, pero para ello debería haber dejado tres avisos en mi buzón cuando en realidad dejaría solo uno. Uno, dos, tres… como en la película de Wilder en la que el director de Coca-cola de un Berlín de posguerra hace y deshace de manera compulsiva la relación amorosa entre la hija de un alto directivo de la compañía y un joven comunista del este. ¿Qué más da una, dos o tres veces cuando la sanción ya estaba predeterminada?
No importa nada, porque nunca pretendieron mejorar, siquiera igualar al sistema que dicen querer cambiar. Ya lo confesaba, con esa aplastante claridad que le caracteriza, Carlos Martínez Gorriaran, que un partido no tiene por qué parecerse a la realidad que quiere construir. No, en absoluto -podría muy bien haber añadido-, las purgas de hoy serán los tribunales garantistas e independientes que crearemos mañana.
Ver para creer, aunque mejor que le pongamos buenas dosis de fe. Porque lo único cierto es que no pasarán -y eso con muchísima suerte- de gobernar en alguna triste aldea perdida, en la que concentrarán, eso si, todo su arsenal político-ideológico, convirtiendo ese reducto en una especie de Tarascon imaginario, orgulloso y arrogante, donde el nuevo Tartarin -¿Herzog, Lozano o la misma Diez rediviva?- apelen al futuro y sagrado encuentro de las masas con su partido de magníficos.
Claro que eso no ocurrirá en España, sino en Dinamarca. Porque eso era un partido para daneses, y lo malo es que esto es España. Y España, ya se sabe, es una… digamos que porquería de país que no les merece. Mejor solos diciendo la verdad; hundidos, ahogados y muertos… previamente suicidados. Esa debe ser la mejor manera de salir del escenario, por lo visto.

Los otros -Ciudadanos- son inventos mediáticos, pompas de jabón o “soufflés”. Hinchados hoy, mañana se desinflarán. ¿Que no estén ya ellos para arreglar las cosas? No importa, no les merecieron antes, ya no tendrán la oportunidad de encontrarles mañana. ¡Eso es lo que pasa cuando la gente vota mal! Mejor quizás volver a las épocas gloriosas de los déspotas ilustrados, pensará amargamente Gorriarán cuando recoja sus bártulos de diputado para volver a su puesto de profesor de estética en una aparentemente “glamourosa” facultad donostiarra.
Ha sido una expulsión predeterminada. Y lo ha sido porque he sido crítico y les he advertido que sus errores políticos les conducirían a la desaparición de sus siglas. Convenía encontrar algún “chivo expiatorio” al que acusar de sus males. Los platos rotos que los pague el que no los haya roto, que nosotros no estamos para asumir responsabilidades.
Pero no voy a recurrir. Que descansen tranquilos los componentes de la llamada Comisión de Garantías. No trabajarán en un expediente que lleve mi nombre. Si los dirigentes del partido no pretenden siquiera igualar en su casa el tan denostado sistema jurisdiccional español, ¿por qué voy yo a creer en él? A otro perro con ese hueso.
Y mientras tanto, perpetrada la felonía, mis dos inigualables compañeras en lo que se refiere a estulticia y maldad, daban una rueda de prensa utilizando medios públicos del Parlamento, para ponernos a Calvet y a mí a caldo. El ADN de la calidad democrática lo ostentan ellas, aseguran. Nosotros derrochamos los recursos públicos, seguro. Como esa sala de la cámara de Estrasburgo, sólo para denigrarnos: una excelente manera de utilizar los fondos parlamentarios, desde luego.
Claro que si los pasillos hablaran, dirían que ese modelo de gestión que es una de ellas, no permite que sus asistentes empleen más de un cuarto de hora al día en sus comidas o que disfruten de las vacaciones a que tienen derecho. Claro que los pasillos son silentes, porque también los jóvenes tienen que trabajar y vivir. ¿Qué se habían ustedes pensado?
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