miércoles, 21 de febrero de 2018

Una parte del cielo... (Relato de un viaje. Palestina. Enero de 2018) 4/8

Lunes, 15 de enero

No estaba confirmado, pero finalmente nos recibe el Ministro de Asuntos Exteriores (quizás en compensación por la imposible reunión con el Presidente y el Primer Ministro).

Ya conocía a Reyad Al-Maliki. Nuestro encuentro se produjo cuando Mahmoud Abbas mantuvo una reunión con Albert Rivera en su última visita a Madrid.

Al-Maliki reproduce (y de manera brillante) el discurso que venimos escuchando de los dirigentes palestinos con los que nos hemos entrevistado hasta ahora y con los que tendremos la oportunidad de seguir en el resto de nuestra visita. Pone de manifiesto que viven bajo la ocupación desde hace 50 años. Nos informa —aunque nos lo habían dicho ayer— que han reunido el Consejo Central de la OLP a raíz de la decisión de Trump; el mismo que había avalado la solución de los dos Estados y que se había mostrado contrario a los asentamientos en una reunión que mantuvo en Belén con el Presidente palestino.

En noviembre el Gobierno de Estados Unidos cerró su representación en Washington y congeló su ayuda a Palestina, que era de 400 millones de dólares. Luego llegaría la decisión de la capitalidad de Israel en Jerusalén y el traslado de su embajada a esta ciudad.

La cuestión palestina es un problema internacional, y como tal debe ser resuelto en la ONU. La responsabilidad ha sido cedida al cuarteto, pero Estados Unidos dejó la solución del problema en el congelador.

Son tres personas —asegura quienes tienen que tomar la decisión—, pero los tres son colonos. Estados Unidos ya no es un mediador leal, es parte del conflicto. Estados Unidos ya no puede ser mediador exclusivo. Podrían serlo los quince países del Consejo de Seguridad o los cinco permanentes u otros. También la UE puede tomar la iniciativa

El 18 de enero se celebrará una reunión árabe que analizará el asunto de Jerusalén.

Luego pasa a referirse al caso de Kosovo, tomándolo como precedente. Este país cambió el juego político, como lo ha hecho Trump. Y si la UE no reconoce a Palestina, ellos —los palestinos— perderán el interés de volver a las negociaciones.

La táctica está clara. Primero se saca a Jerusalén de las negociaciones; después harán lo mismo con el problema de los refugiados y, por último, lo harán con los asentamientos. Así ya no habrá conflicto, porque habrán desaparecido sus síntomas, porque no habrá ya problema alguno que resolver.

Es previsible —asegura— que la ANP rompa relaciones con los Estados Unidos. Ya se decidió en 1980, en Amman que se romperían relaciones con cualquier país que reconociera a Jerusalén como capital exclusiva de Israel.

Los países árabes están muy divididos y no son capaces de hacer presión. Israel lo sabe. El tiempo corre a su favor. Aceleran los asentamientos y toman otro tipo de medidas.

Cabría pensar —añade— en el concepto de un solo Estado, pero solo a condición de que cada ciudadano tenga un voto. Eso no lo quiere Israel porque pretende que sea un Estado judío. Y lo que quedará entonces es la solución de un Estado y dos sistemas.

Dos sistemas, como las carreteras para israelíes y las carreteras para palestinos,, como ocurre también con los autobuses.


Con Al-Maliki
El 60 % de la población palestina tiene menos de 30 años y necesita de un empleo (y de futuro, pienso para mis adentros).

Y les es imposible adoptar una posición de lucha abierta contra la ocupación, porque carecen de medios.

Y es que -según un panfleto que nos entregan los palestinos- éstos continúan con su lucha por la independencia a través del compromiso cívico y la resistencia no violenta. Como consecuencia de la expansión del concepto israelí de “seguridad” los palestinos pueden ser arrestados y puestos en prisión por virtualmente cualquier forma de actividad pública, constituya o no una “amenaza a la seguridad. En la práctica cualquier aspecto de la vida palestina se ve criminalizada, lo que incluye desde luego la libertad de reunión.

En lo que se refiere al uso de la tecnología (siempre de acuerdo con el panfleto) el uso de 3G o 4G en las redes palestinas está prohibido por “razones de seguridad”. Aunque la tecnología 3G se introdujo en Israel en el año 2006, los palestinos aún no pueden utilizar la tecnología 2G que dará de principios de los ‘90. Y ello a pesar de los acuerdos de Oslo que permiten a los palestinos “construir y operar sistemas de comunicación e infraestructuras separados e independientes”.

El campo de refugiados

El intergrupo toma el microbús para dirigirse hacia uno de los campos de refugiados que la UNRWA tiene a las afueras de Ramallah. “Ha llovido mucho —nos advierte el vicecónsul español en Jerusalén—. Puede haber mucho barro”.

Nos recibe su delegado en Cisjordania. Ellos son la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados en Palestina. Una población de 800.000 y de 5,000.000 en la región.

Sus servicios comprenden la educación, sanidad, servicios sociales, emergencias, alimentación... tanto en el campo de refugiados como fuera de él.

En total hay 7 campos en Cisjordania. En el que visitamos hay 15 000 personas y tiene una extensión de 1,3 kilómetros. Prácticamente contiguo al campo hay un asentamiento israelí que luego veremos. Está junto a la escuela del campo y se producen frecuentes enfrentamientos entre los colonos y los niños, por lo que nos dicen.

El desempleo en el campo alcanza el 60 %.

La UNRWA cuenta con 96 escuelas en Palestina (30 en el ámbito de Jerusalén), con tres áreas educativas. Ofrecen educación básica, pero también técnica y -mas limitada- educación superior. Algunos alumnos reciben adicionalmente cestas de comida. Ante la carencia de perspectivas de futuro, la educación les permite alguna esperanza.


Un asentamiento israelí visto desde
el colegio del campo de refugiados
En Gaza cuentan con 10.000 empleados. El bloqueo y la necesidad de autorización israelí para salir de allí supone que una enfermedad grave les conduce en muchas ocasiones a la muerte, Consideran que la situación de vulnerabilidad es mayor allí que en Siria, donde cuentan con 438.000 refugiados, 100.000 menos que antes de la guerra y donde han establecido un modelo de emergencia.

En el Líbano, un país muy pequeño, hay 1 000 000 de refugiados. En Jordania son 2 900 000, aunque este país cerró sus puertas a nuevos refugiados los que están se encuentran razonablemente bien. Son de origen gazatí. En Cisjordania la UNRWA es casi un mini-Estado por los servicios que presta,

Creada como órgano subsidiario de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 8 de diciembre de 1949, la UNRWA fue operativa desde mayo de 1950 y es uno de los programas más importantes de la ONU. La agencia ha jugado un papel esencial durante más de 60 años en la provisión de servicios esenciales del desarrollo del bienestar humano, la protección de los refugiados palestinos y la mejora de su dramática situación, hasta el arreglo del conflicto.

La definición de los refugiados palestinos es la de gente cuyo lugar normal de residencia era Palestina entre junio de 1946 y mayo de 1948, que perdieron sus hogares y medios de subsistencia como consecuencia del conflicto arabe-israelí de 1948. Los descendientes de los refugiados palestinos pueden registrarse también como refugiados.

La misión de la UNRWA es ayudar a que los refugiados palestinos consigan obtener su pleno potencial humano de desarrollo bajo las difíciles circunstancias en las que viven, de acuerdo con los estándares internacionales . Los servicios prestados por la agencia se ofrecen en la Franja de Gaza,, Cisjordania, el Valle del Jordan, Líbano y Siria.

La UNRWA cuenta con 30.000 empleados, la mayoría de la plantilla la constituyen los mismos refugiados. La agencia trabaja constantemente en el fortalecimiento de sus alianzas con un amplio espectro de socios, que incluye a empresas, individuos, ONG y fundaciones. Entre sus socios se encuentran UNICEF, la UNESCO y WHO. Entre los socios permanentes de UNRWA están Médicos Sin Fronteras, Rotary International y Save The Children.

El total de refugiados registrados por la agencia supera la cifra de 5 300 000 en el año 2017.

El principal donante de la UNRWA son los Estados Unidos. La agencia debe financiar la reconstrucción de lo destruido por las acciones de Israel.

El campo que visitamos (llamado Jalazone) está situado al norte de Ramallah y hace frontera con un asentamiento israelí ilegal, de acuerdo con el Derecho Internacional, de Beit El, situado al este. El crecimiento de su población desde que fue creado en 1949 ha conducido a la superpoblación. Según el acuerdo de Oslo, la mayor parte de este campo se encuentra bajo control palestino-israelí (Área B). La expansión sobrevenida del asentamiento israelí de Beit El ha servido de catalizador para una intensificada confrontación entre los habitantes del campo y las fuerzas de seguridad israelíes, hasta el punto de la entrada de éstas en el campo.

Los residentes de Jalazone trabajaban generalmente fuera del campo, es decir, en Israel y en los asentamientos vecinos. Pero desde la segunda intifada estas oportunidades se han visto drásticamente restringidas debido a cierres de carreteras y a restricciones de movimientos, lo que ha agravado la tasa de desempleo.

La visita posterior al campo nos recuerda las barriadas obreras que pudimos comprobar en algunas zonas industriales existentes en España a finales del régimen franquista: calles de irregular diseño, baches en la calzada y viviendas humildes. No entramos en el interior de ninguna de ellas.

La segunda intifada

En septiembre de 2000, en pleno debate sobre el futuro de Jerusalén durante la cumbre de Camp David, el entonces líder de la oposición israelí, Ariel Sharón, visitó la zona exterior del recinto de la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa, con el permiso del jefe de la seguridad israelí en Cisjordania. Esta visita, interpretada como una gravísima provocación por parte de la población palestina, provocó algunos incidentes y choques entre éstos y las fuerzas de seguridad, aunque ninguno de ellos de gravedad.

No obstante, al día siguiente, durante la plegaria del viernes y con la tensión entre ambas poblaciones en aumento, cientos de jóvenes musulmanes apedrearon desde la Explanada de las Mezquitas a los fieles judíos congregados ante el Muro. La policía israelí disparó usando fuego real, matando a siete palestinos, extendiéndose los incidentes por toda la parte árabe de Jerusalén. Se ha venido sosteniendo que la Segunda Intifada se inició a raíz de estos hechos, aunque una comisión internacional realizada al efecto, la llamada Comisión Mitchell, descartó esta posibilidad, asegurando que la violencia palestina hubiese estallado de cualquier forma como producto de la negativa de Yasir Arafat de aceptar las propuestas israelíes de Camp David. En concreto, Bill Clinton y Ehud Barak, entonces primer ministro de Israel, propusieron una serie de concesiones que no fueron aceptadas por el "rais" palestino, al no contemplarse el derecho de retorno de los refugiados palestinos, derecho reconocido por la ONU en 1948 y principal motivo del nacimiento de la OLP. La negativa de Arafat provocó la reacción de la población palestina de los territorios ocupados en respuesta a la propuesta de ambos presidentes.

Con la UNRWA en Jerusalén

La jornada del día se refiere en su totalidad a la agencia, de modo que nuestro siempre amable Ibrahim nos ofrece un bocadillo con sabor a hamburguesa para el viaje.

Mantenemos la reunión y regresamos a Ramallah, pero hay a quien se le ocurre la idea de pasar el check point a pie. Alguno quizás pensara que se trataría de un trámite engorroso, pero más allá del paseo nocturno y el aire fresco de la estación no encuentro particular noticia adicional.

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